sábado, 24 de septiembre de 2016

El espectador

Semilla y tierra
1

…Mi vida parte aquí, estoy en un lugar que es completamente hermético,  oscuro,  pero sin embargo es  cálido y acogedor a la vez.
 Este es mi mundo, aquí con solo saber que estoy existiendo, estando  en un lugar en el cual me hace sentir seguro y cómodo me basta para vivir.
Cada cierto tiempo recibo agua y nutrientes del exterior  los cuales me permiten crecer, desarrollarme y seguir viviendo.
 El problema, es que de poco se va haciendo más y más pequeño mi mundo, las paredes cada vez se van acercando mas a mí y cada vez me cuesta más acomodarme para no ser aplastado por mi gran tamaño en este lugar tan pequeño…
(…)
 Mi crecimiento ha sido tal, que  he llegado al grado de que ahora mi mundo se derrumba, se destroza y desaparece bajo mis nacientes raíces.
 Por mi gran porte e ingresado a un nuevo mundo, mucho más grande, más fértil, más cálido y más hermoso que el anterior, pero sigue siendo  oscuro y acogedor para mí lo cual me encanta y me recuerda al mundo anterior.
Aquí el mundo entra en contacto conmigo, siento como el mundo se comprime, como se humedece, como se hiela y caliente dependiendo las horas y los días.
Mi existencia es bien cuidada, nunca me falta nada, mi mundo me cuida y me permite crecer hacia arriba, un mundo sin límites en el cual pueda existir sin problemas, sin escasez y sin peligros, solo yo y la inmensidad de la tierra, formando un único ser, una única vida en este existir.
Los días pasan, mi cuerpo sigue su crecimiento, el mundo aun que inmenso se comienza a volver pequeño, ya no soy yo y el infinito los que existen, ahora escucho y siento un nuevo mundo, un lugar nuevo y sin limitaciones, lleno de vida, lleno de movimiento y peligros, pero sin embargo lleno de esperanza y deseos para mi, los cuales despiertan mi curiosidad.
Comienzo lentamente a levantarme del suelo, mi primer vistazo al exterior es un lugar oscuro, frió, casi tenebroso, lleno de ruidos, de inquietudes y de un vacío total,- ¿a dónde e Llegado a parar?- Me preguntaba mientas observaba un lugar al cual llamare hogar hasta crecer y abandonarlo como a los otros. De pronto, miro al cielo y un montón de luces pequeñas me indican que este mi lugar de origen, este es el mundo permanente al que pertenezco.


El bosque
2

Avanzan las horas y comienza a asomarse una luz, lentamente esta ilumina a mi nuevo hogar, un mundo verde, iluminado, ruidoso y vivo.  Un mundo que respira, que exhala, que vive, que corre y que muere en un ciclo sin fin.
Este mundo no es como los otros, este mundo es visible, es perfecto, bello y detallado. Mi existencia acá es frágil pero digna de contemplarse, los arboles me saludos moviendo las ramas y trayendo consigo un aire de bienvenida al mundo del exterior.
Miro con asombro la existencia de arboles tan grandes, tan imponentes y tan bellos como aquellos, arboles que cumplen distintos roles en este mundo cambiante, algunos fuente de alimento, otros son hogares de insectos y entre todos son los guardianes de este bosque formado por todos.
 Con el tiempo voy creciendo, mi tallo va engrosando y me enfrento a las dificultades del medio, en los días fríos, los vientos amenazan con romperme o doblar mi tallo, en los días calurosos, los animales amenazan con comerme o aplastarme. Pero sin embargo y pese a todos estos males, logro sobreponerme a los peligros ya que cuento con la ayuda de mis amigos.
Cuando soplan los vientos fríos los arboles los detienen con su imponente figura, cuando los animales van a comerme ellos ofrecen sus tiernas ramas y bellos frutos a cambio de que no me coman, sus hojas caídas amortiguan las pisadas y su compañía motivan aun mas mi crecimiento para poder llegar hasta allá arriba, para alcanzar la luz que brilla cada día.
(…)
De a poco comienzo a crecer, mi cuerpo va tomando forma de árbol, cada día me acerco más y más al cielo, cada noche puedo ver mejor las estrellas y cada día puedo mezclarme aun mas con la naturaleza.
Puedo ver como mis ramas van naciendo y como mis frutos alimentan a los animales que viven por nuestro alrededor, mis hojas crecen con ternura y caen con delicadeza cuando llega el otoño. Todo es bello en la vida, todo cumple una función en nuestros destinos, un mundo cíclico.
El leñador
3

   El día partió con el sol naciente en los montes, ya se podía sentir como había algo nuevo en el ambiente, podía sentir como el equilibrio de la vida, comenzaba a declinar y quebrarse a medida de que una figura se acercaba, un animal que nunca antes había visto, este animal caminaba erguido, con un pelaje único.
La figura de este animal se hacía mas y mas imponente, los animales del bosque huían de este, los arboles grujían por su presencia y los ríos se contraían.
Silencio, espera, el humano observa, contempla nuestro bosque, luego, saca una herramienta y empieza a marcar, medir, caminar y romper todo a su alrededor.
De repente un ruido letal rompe el silencio y veo con horror al humano talar a un árbol, golpe tras golpe va rompiendo el enorme tallo de aquel árbol, uno de los primeros que tuvo este bosque.
A medida de que el humano avanzaba con su hacha, yo observaba y veía como las ramas del árbol se retorcían de dolor, pero incapacitadas para atacar al hombre que de a poco le va desprendiendo su vida.
El árbol grita de dolor, se sacude con furia pero no puede hacer nada, poco a poco va desasiéndose su fuerza, su energía y su vida se va desvaneciendo por cada hachazo del leñador en su tallo.
Hay un silencio total, un silencio penetrante en el corazón del bosque, el árbol a caído, el árbol a muerto…
Ahora estoy completamente aterrado, no sé qué hacer, ni si quiera sé si puedo hacer algo para salvar mi vida, solo puedo esperar a que no me vea y se vaya pronto de este bosque.
Los segundos son minutos y los minutos son horas, ¿qué estás haciendo?, ¿Por qué no te vas?, ¿que acaso no ves que dañas al bosque?, ¿Por qué vienes a condenarnos a todos?
De pronto, el leñador comienza a marcar con una X a todos los arboles y lamentablemente soy una víctima ya avisada de su final, condenada a morir lentamente por un hacha y un alma endemoniada.



La tala final del bosque
4
Comienza el nuevo día, pero no es tan bello con los anteriores, hoy el día se ha ennegrecido por un extraño leñador que ya ha cobrado la vida de un árbol y unos cuantos desafortunados animales que se han cruzado en su camino.
El leñador se levanta de una improvisada cabaña y se dirige al rio a beber y a bañarse. El rio al ver la figura del leñador acercarse se pone a  llorar y sus aguas comienzan a crecer. Sin embargo, esto poco y nada le importa al leñador, el cual ingresa en las turbias aguas del río y se refresca del sol que busca echarlo con su calor.
El río ha sido contaminado con la maldad del leñador y poco a poco este comienza a ensuciarlo tirar su basura, matando la vida que en el habitaba.
No puedo creer lo que yo veo, mi mundo perfecto, cae inmóvil por un leñador, el cual de a poco comienza su actividad. recoge su hacha y comienza a talar. Que alguien haga algo por favor, el mundo se destruye de a poco y nadie hace nada.
El leñador tala otro árbol y este retuerce sus ramas por el dolor; veo como lentamente va perdiendo la vida, como lentamente trata de defenderse, de apartarlo, de expulsarlo, pero nada, sus intentos son en vano, sus ramas solo pueden mirar al cielo, pidiendo clemencia a las nubes y al sol, que este nos reciba y nos proteja de este leñador.
El tallo sede ante la agresión del hacha y un nuevo árbol cae ante los pies del leñador, este comienza a cortar en partes al árbol caído, arrancando sus ramas y cortando sus  hojas, mutilando  sin pudor a un ser vivo que el mismo mato.
La ira recorre mis ramas, el bosque ahora tan solo pide venganza, pide el exilio, pide su huida de esta tierra sagrada, de estas tierras que antes fueron vírgenes y protegidas por la misma naturaleza.
El leñador se acerca hacia mí, toma su hacha y mira mi tallo impresionado.
 a llegado mi hora.
En un movimiento rompe mi corteza y el dolor se vuelve indescriptible, la agonía se apodera de mí, el dolor me vuelve ciego e iracundo y la desesperación se apodera de mi persona, trato de golpearlo pero no puedo mover mis ramas, trato de escapar pero mis raíces me atan al piso; por favor mátame luego y quítame este dolor de encima.

Ya que más da la vida, ya nada importa más que este dolor que me va perforando lentamente.
Primero un hachazo, luego otro, luego otro y otro más.

De pronto silencio, oscuridad, quietud, ciento mi cuerpo descansar y caer sobre un piso blando que me acoge, me recuerda mi vida como semilla… ahora...ya no existo  

jueves, 28 de julio de 2016

La revolución derrama sangre en dictadura

Qué  triste es la vida, sobre todo para los que tratan de sonreír en ella…
Cuando era niño, creía que todo era como en las películas, donde había un villano vil y estúpido, donde yo soy el superhéroe de la historia, quien lucha contra él y salva al mundo….
Que equivocado estaba.
Cuando era joven creía que mis palabras cambiarían vidas, que la sabiduría salía con mis expresiones y todo lo que yo diga es lo correcto sin importar que muchas cosas no tengan fundamento…
Que equivocado estaba.
Ya cuando termine la universidad, creía que podría cambiar al mundo desde el área en la cual me especialicé, que haría de este un lugar hermoso y feliz…
Que equivocado estaba.
Ahora, estando a los últimos días de una “larga” vida de 24 años, me he dado cuenta que mis ideas y mis acciones no son escuchadas ni lo serán.
¿Quién jugaría con un niño que cree ser héroe, cuando tienes trabajo para nutrirlo?
¿Quién escucharía a un adolescente, que critica al mundo y a su entorno, cuando tú eres parte de ese mundo que critica?
¿Quién ayudaría a un chico, que cree que puede levantar a un mundo, cuando tú ya estas arto de ese mundo que levanta?
Nadie
Nadie lo ha hecho, ni nadie lo hará, la vida de las personas sólo giran alrededor de ellas, no existe nada más que ellos y sus bienes y sus cosas y su ego, el cual no les permite ver a los lados del camino.
Aun recuerdo, cuando era joven, aun veo esas hojas cayendo en otoño cada vez que iba al colegio, aun recuerdo esos brotes de primavera en los árboles cada vez que regresaba a mi casa cargado de tareas y estudios.
Aun recuerdo mis salidas nocturnas, con mis amigos, aquellos que una vez me acompañaron y hoy. Ya ni recuerdo sus nombres.
Fue una edad dorada, llena de luz de esperanza, donde creía que todo duraría para siempre, pero ahora, veo como todo cae a pedazos, como todo se vuelve un suspiro.
Todo por el placer de leer, por degustar del arte de la lectura, la cual me tomo y me acogió, dejándome escapar del infierno de afuera, donde nosotros, los despreciables somos exiliados de nuestros hogares, de nuestras cunas y nuestras patrias, llevados a torturas a sufrimientos y a la clandestinidad…
Como desearía escribir a mis padres, pero fueron fusilados en la plaza cuando esto se convirtió en algo serio, a pesar de vivir lejos del lugar de origen los mataron por ser diferentes, por pensar diferentes, por tener emociones y querer esconder a sus hermanos de causa.
Mis padres, cómo los extraño, cómo me duele recordar sus nombres, esos nombres tan dulces, que a pesar de que peleábamos a diario, es sus últimos días, me escondieron de aquella mano asesina que nos buscaba y que se llevo la vida de ambos a la plaza de al frente.
Aun los veo, aun cuando no están sus cuerpos, aun veo el dolor en los ojos de mi madre, quien fue una profesora de un colegio del sector, aun veo la pena de mi padre, quien fue profesor al igual que mi madre, aun veo como caía su sangre al recibir el impacto de la cálida bala al entrar en su pecho.
Lloro cada vez que paso frente a esa ventana, lloro de rabia y pena, por no poder salir de detrás del sofá, donde me escondieron cuando entraron los soldados.
Lloro de angustia y desesperación por ver como morían y no poder gritar ya que temía por mi vida.
Lloro de dolor y desesperación, porque murieron por que buscaban mis palabras y mis libros, mis malditos libros.
Como desearía haberlos quemado antes de que los militares los encontraran y acusaran a mi familia de ser comunistas, como desearía que mi padre no hubiese golpeado a ese soldado cuando tomaron a mi madre, como desearía que mi madre no golpeara con esa bofetada a ese militar cuando tomaron a mi padre, como desearía que no los hubiesen llevado o que hubiesen revisado detrás de ese sofá marrón gastado, donde esta yo mirando por debajo, para ser llevados con ellos y pagar por mantener aun esos libros.
 Ahora, estoy solo, en esta casa, mantenido por mi esfuerzo, aunque  pude llegar a la universidad,  mi sueldo apenas me alcanza para comer el pan que compro, cada noche duermo en el piso con el colchón como trinchera, abrigándome con una frazada verde y el ruidoso sonido de los disparos en mi villa con el grito de algún vecino menos en este sector.
Cada día es una lucha, un nuevo combate que me hace sufrir, un combate que hoy perdí, que hoy será el último que haya dado, te agradezco mucho esto amigo José, maldito traidor, no solo has cobrado mi vida, también la de nuestros colegas dirigentes, que soñábamos con cambiar, que estúpido sueño.
Que estúpidos fuimos, nuestras palabras ni siquiera fueron escuchadas, solo ignoradas y nuestras acciones, no marcaron la diferencia, solo el fin de los que las hicieron.
Como desearía que ese 11 de septiembre nunca hubiese ocurrido, que esas lagrimas nunca hubiesen corrido y que ese compañero, que me mostro este mundo, que ahora está prohibido, nunca me hubiese vendido ese primer libro de portada roja.
Ahora mis acciones solo sirven para guardar mi obra, mi legado al futuro, o al fuego de la hoguera en conjunto  de mi cuerpo.
El mundo me ha negado hoy mi vida, mi ideal, me han borrado el título de “chileno”, como si fuera una mancha o un estorbo en ese mundo  de crueles llantos y agrios gritos de desesperación.
 Sé que mi partida no marcara vidas, porque me voy con mis conocidos,  sé que si muero hoy, mañana también saldrá el sol, sé que si muero hoy, el dictador aun estará hay sentado, esperando a que otro caiga tal como caigo yo.
Pero me gustaría que mis palabras se guarden y mi voluntad se cumpla,  que mi cuerpo no desaparezca como el de mis padres y que mi espíritu  no se olvide como el del soldado olvidado en la guerra.
 Ahora soy un alma menos para  este mar de penas, como si con acabar con una, se solucionaría el problema.
Como si con acabar con una evitaras que otros más sueñen como yo soñé.
Ojala mis palabras logren pasar esta madrugada oscura, que no sean halladas hasta que termine este golpe en la historia chilena.
Este momento donde la miseria humana y todos sus defectos envenenados salen a luz
Para dejar ver un mundo oscuro y nauseabundo al cual una vez llamamos hogar.
Descansare eternamente por que soy un  testigo de la muerte y no estuve dispuesto a callar
y ahora estoy en espera de que rompan ya esta puerta de madera ya astillada por sus gritos y sus armas. 

Adiós.

lunes, 18 de julio de 2016

el diario del olvido

Mi vida en la calle
1

Yo soy un hijo de las calles, fui engendrado  en el mundo de las luchas, soy el descendiente de una cualquiera, de una callejera, nací sin tener nombre, y aun no tengo identidad, para el mundo solo soy uno más del montón, uno más del problema, un problema más de la sociedad.
Yo nací en una de las muchas calles Santiago, nunca puede conocer a mi padre, ya que este se fue al poco tiempo después de estar con mi madre y ella murió atropellada por un humano cuando yo apenas deje de ser un cachorro.
La vida callejera siempre ha sido dura, debo recorrer horas e incluso días para poder encontrar comida e incluso agua. Aun puedo recordar que más de una vez he sido sorprendido buscando escombros de comida en la basura, viendo como mi orgullo se ve reducido a nada, buscando migas de pan, restos de carne, huesos, o lo que sea que pueda comer para saciar mi hambre, pero  de pronto un fuerte golpe en mis costillas que me aleja de mi búsqueda y me recalca que en un mundo dirigido por los humanos, no puedes existir ni luchar para vivir, solo morir y ojala sin ser visto para no incomodar a sus hijos.
Recuerdo que una vez, en una fría mañana, lamentablemente me desperté con sed, mi cuerpo gritaba por agua que no tomado en días largos y secos. Recuerdo como tuve que recorrer el día entero hasta encontrar un pequeño agujero en la calzada como agua ennegrecida y contaminada, pero que a pesar de tener un olor fatal, mi sed me obligó a beber esa agua agria del piso… no te imaginas como me arrepentí después, sintiendo mi interior rugir y contraerse, sintiendo como esta agua envenenada rompía todo mi interior a su paso. Todo este dolor solo por el extraño liquido que bebí por una sed mortal, la cual casi me quita la vida ese mismo día.
Cada día se siente como una lucha, la cual he partido con una gigantesca desventaja, una lucha desigual e injusta que no puede frenarse ni evadirse. Acá en la tierra de las calles solo sobreviven los más fuertes, los más aptos para la pelea cotidiana, por existir un día más y esto no da espacio para las dudas o la ternura, todos son crueles en la calle, todos pelean entre todos hasta morir.

(…)

Hoy, me levante en la madrugada y comencé a buscar comida para poder alimentarme ya que ayer no pude comer nada en todo el día. Mi mañana paso de largo y la tarde comenzaba a caer, de pronto a lo lejos veo un trozo de pan tirado en el piso, pero cuando fui por el pan, una jauría me tomo por sorpresa y no solo me robaron mi trozo de pan, también me hirieron  y  rompieron mi pata trasera, por lo cual no pude defenderme ni salir de una oleada de mordidas, sentía como rompían mi pelaje, como destrozaban los huesos en mi pata, como rompían mi cuerpo para saciar su hambre.
 De pronto sentía como el gran sueño se acercaba a mi cada vez mas, pero de la nada, un silencio absoluto, un vació total, ¿estaré muerto? Me preguntaba mientras aun veía como sangraba mi pata…
No, no puede ser, no lo estoy, se que sobreviví, casi muerto trate de abrir los ojos, pero solo vi la silueta de un grupo de humanos y escuche como los otros perros corrían por sus golpes, ¿será que me mataran ellos a golpe? ¿Los abran echado para darse ellos el gusto de matarme? O ¿moriré antes de que me golpeen?
Pronto lo sabré y descansare.

Constructores
2

Estoy abriendo los ojos de a poco, siento como se va calmando el dolor de mis heridas y como mi pata comienza a mejorar, al fondo del cuarto donde estoy, veo a tres humanos que me miran y sonríen, un cuarto se acerca y me examina,  habla con los otros tres mientras yo trato de averiguar dónde estoy.
 Veo que estoy en una sala de color claro, esta sala es muy bella e iluminada, veo una enorme  variedad de instrumentos y herramientas, hay una enorme cantidad de fotografías de diferentes animales.
De repente aparecen los tres humanos y uno de los humanos acerca su mano a mi cabeza…
¿Me golpearas?
Pensaba mientras veía su mano acercarse y antes de poder morderlo o alejarme de su mano, de la nada puedo sentir un ligero movimiento en mi cabeza, era el humano que estaba acariciándome, este es un momento único para mi, el cual despierta una sensación que nunca he conocido, un calor que recorrió mi cuerpo desde mi cabeza a mi cola. No sé como lo hizo, solo sé que me gusto y que ha sido la primera vez que alguien me da una muestra de afecto, la cual ha despertado una parte de mí que nunca he sentido.
Ahora sé que pertenezco acá, ellos son mi manada, mi familia…

Saliendo de la sala donde desperté, me llevaron a un lugar donde se reúnen todos los humanos y miembros de mi nueva familia, entre todos ellos me dan una bienvenida y me ponen un nombre, es la primera vez que tengo uno y  una emoción invade mi cuerpo.
A estos humanos les gusta mi compañía y a mí me gusta la suya, puede que este sea nuestro primer día junto pero sé que esta familia será para siempre.

(…)

Llevamos meses juntos, los humanos son los mejores, cada mañana me levanto temprano, para esperarlos y darles la bienvenida a cada uno, me dan de comer y beber, nunca me he sentido tan feliz en mi vida, mientras mi familia descansa y toma un agua que deja mareado, yo vigilo a que no llegue el humano que grita cada vez que hacen eso, ese es nuestro juego, cuando llega el humano gritón yo ladro y mi familia comienza a trabajar en silencio hasta que se va y el juego vuelve a empezar.

(…)

Hoy me construyeron una casa frente a nuestro punto de encuentro, ahora vivo solo pero sigo viéndolos cada mañana.

Ultimo día
3

Hoy despierto como cada día, pero mi familia tardo un poco en llegar.
Hoy finalizo la construcción en la que tanto han trabajado y como festejo me compraron un trozo un de carne el cual era tan sabroso que me lo comí al instante, estoy tan contento de que terminaran la construcción, de seguro que ahora tendrán aun más tiempo para mí y podremos seguir jugando o incluso tener más juegos, me entusiasma tanto la idea que no para de saltar de lo feliz que estoy, me acarician el pelo, juegan conmigo y me dan más comida sabrosa.
De repente  mi familia se junta mientras yo tomo agua, parece que algo les incomoda, algo pasa entre ellos, comienzan a apuntarse, enojarse y volver a apuntar, de vez en cuando me miran y vuelven a pelear, no sé qué pasa pero ojala que termine pronto para seguir jugando y riendo con ellos.

(…)

Terminando la pelea me miran con pena, pero con un poco de tiempo se borra la tristeza y comienza el juego, algunos me persiguen mientras los otros ríen, luego soy yo quien los persigue y todos reímos al mismo tiempo, que bella que es la vida, al fin he encontrado mi familia y el lugar al que pertenezco y nada podrá separarnos porque somos familia

(…)

Comienza la noche y se van de a poco, cada uno se va despidiendo de mi, unos me dan cariño otros unas palabras y un abrazo, no se aun por qué tan emotivos si nos veremos mañana, no importa, ha de ser la emoción del trabajo hecho






Nuevo y último día
4
Amanece nuevamente, este día parece más bello que ayer, estoy deseoso de que vuelva la familia para comenzar nuestros juegos y ojala traigan otra vez ese trozo de carne que tanto me encanta.

(…)

Qué extraño aun no llegan, ya ha pasado la mañana y aun no aparece nadie,  ¿será que han entrado por otro lado para darme una sorpresa?, ¿Qué sorpresa será?, ojala sea un trozo de carne enorme, si eso debe ser, como regalo por los buenos momentos, llegaran pronto y jugaremos todos, será divertido

(…)

Aun no llegan, ya esta anocheciendo, me siento frustrado, hambriento y sediento, nadie me ha dado de que comer o beber durante todo el día,  aun los espero sentado frente a nuestro lugar de encuentro pero nada, ¿será que se han olvidado de mi?, no, somos una familia, estoy seguro que llegaran mañana, a lo mejor llegaron cuando yo dormía y al no verme se fueron, que lastima y yo que los extrañaba tanto, a lo mejor si despierto antes los encuentre.

(…)

La construcción comienza a ocuparse, la gente corre de mi, como si yo fuera la muerte en persona, cada mañana me levanto antes de que salga el sol, me aseguro de levantarme tempranísimo para esperara a mi familia pero nada, ¿Por qué no vienen? ¿He hecho algo malo? Por favor vuelvan, los quiero, son mi familia, son lo único que tengo, no me dejen.

(…)

Los humanos que viven en la construcción me dan de comer pero otros me corretean incluso me echan de mi casa, si mi familia estuviera acá no harían eso… a que esperan para aparecer, siento un vació enorme ya no se qué puedo ser mejor ¿morir sin conocer el cariño o conocerlo y perderlo para siempre?

(…)

Me han venido a buscar unos hombres en un carro con muchos perros, se que moriré hoy, pero ya que importa, a lo mejor encuentre a mi familia en el camino del gran sueño y me cuiden entre ellos nuevamente, espérenme familia, iré con ustedes ahora.